miércoles, 6 de enero de 2010

Así nos va y la que nos espera / Francisco Poveda

Lo más grave de todo es que la globalización está orillando inexorablemente a Murcia en su conjunto. Con una sociedad citrícola, envejecida y mentalmente desfasada, ya no se va a ninguna parte en la Sociedad del Conocimiento. Pero insistimos en seguir dejando que impongan su criterio, su estrategia y sus intereses los sectores sociales menos competitivos, definitivamente despreciables, y más ignorantes de nuestra sociedad. Craso error por abdicación. Así nos va y la que nos espera.

Dentro de un lustro, la Región habrá retrocedido, de hecho, 40 años atrás mientras la emigración autóctona habrá vuelto a aparecer con toda su fuerza aunque ahora a nivel de murcianos mucho más formados y cualificados. Nuestros jóvenes más exigentes ya no tienen nada que hacer aquí. Vistas todas las estadísticas comparativas y su inexorable tendencia en la Región de Murcia, mejor plantearse hacia donde se marchan y como, antes de que sea tarde. Ya no se puede ni poner un bar.

La crisis mundial, sólo en ciernes, nos dejará a su salida con encefalograma plano como territorio y sociedad diferenciados. Sigamos por el camino de derrochar esfuerzo y nuestro escaso recurso en actividades lúdicas, onerosas, fuera de estrategia y no rentables. Ya lo lamentaremos dentro de muy poco cuando nos falte hasta para cuestiones esenciales, como la educación obligatoria o la sanidad pública. Ya hoy no podemos hacer frente a numerosos pagos a proveedores de las administraciones públicas locales y regional.

¿Hasta cuando nos vamos a seguir engañando a nosotros mismos? Olvidamos el triste ejemplo de una Cartagena, ensimismada, que hace 25 años que no levanta cabeza. O una Calasparra, de Berlanga, que te transporta al franquismo pre-desarrollista. Toda la Región acabará siendo como Mula: recreándose llena de moscas en el ciervismo decimonónico. En el mejor de los casos, como Cartagena, parada en su viejo esplendor minero y preindustrial. Hoy, ambas, puras estatuas de sal, cada una a su nivel. Si clausuran la base naval, Cartagena bajaría al nivel de Gaza.

El ritmo y suerte del desempleo por un modelo económico incapaz de evolucionar por gripado, no deja lugar a muchas dudas. Esa falsa calidad de vida, de la que tanto alardeamos como idiotas por no conocer otras cosas mejores, que existen sin duda y muy cerca, no se corresponde con otra calidad formativa, laboral o profesional. Y eso complica bastante un horizonte no migratorio para los murcianos minimamente exigentes y con ciertas aspiraciones de verdadero progreso material, cultural y espiritual.

De cualificación moral y ética, mejor no hablar esta vez. Todo lo que hoy huele a murciano apesta para los de fuera por la sensación de estar ante unos tramposos compulsivos. Esa es, al menos, la imagen percibida en la mayor parte de España (por no hablar ya del complejo burocrático de Bruselas) y parece bastante arduo despejarla. Una verdadera ruina de reputación con tanta 'Tótem.

Son ya mayoría en nuestro país quienes nos han dejado por imposibles cuando hemos sido un pueblo que, históricamente, había venido siendo de los más ejemplares de toda España desde el XVIII. Todo eso ha desaparecido, no queda nada. En un cuarto de siglo hemos mudado a un estereotipo de sociedad envilecida, pagando eso sí, justos por pecadores. Porque todos los murcianos no somos así aunque los perfiles de la masa induzcan a pensar todo lo contrario.

Nuestra estética vigente es indefendible y así lo debe haber entendido San Esteban para haber arrojado la toalla ante esa batalla perdida de antemano. El invento hace aguas por todas partes: modelo educativo, universitario, industrial, político, financiero, judicial, hídrico, empresarial, sindical, turístico, religioso... Casi nada se salva o es salvable. Urge reinventarlo absolutamente todo.

Lo vamos a pasar mal si creemos que las soluciones a los problemas que nosotros mismos hemos creado nos van a venir de fuera en base a echar la culpa de todo al manchego 'insolidario' y al Zapatero de turno; por cierto, otro que ya no nos hace ni caso con toda la razón. No somos ni representamos casi nada en el conjunto nacional. Hemos conseguido que nos obvien porque aburrimos con nuestra pedigüeña y cansina cantinela trasvasista monotemática.

Esta tierra se apaga sola por méritos propios. Nos hemos estancado en el 2,5% en todo, dentro del conjunto de España. Pero es que a nivel cualitativo, nuestras clases dirigentes, obsoletas, nos han colocado bajo cero en influencia neta tras inyectarnos un voluntarismo hilarante. Nos han dejado sin interlocutores válidos allí donde podíamos hacer valer nuestros derechos. Por no tener, no tenemos ni proyecto estratégico como territorio autónomo y por eso surgen iniciativas trasnochadas, como la de una nueva provincia, para que aquellos aparenten lo que no son.

Ahora vamos a recoger bien el fruto de haber dejado tanto tiempo la cosa pública en manos de mentes tan 'despejadas' como la de los Hernández Ros, Collados, María Antonias y Valcárceles. Sigamos por esa senda que nos ha ido 'tan bien'. Cambiemos luego a Saura y que siga la racha. Estamos ante un galería de pobres hombres y de una pobre mujer, incapaces de hacer pié más allá de la Venta del Olivo. Murcia no cuenta ni en Albacete, no digamos en Barcelona o Bilbao.

Con toda la serie de indocumentados y pícaros que se han alzado aquí con el santo y la limosna, todo el enorme esfuerzo colectivo hecho en la segunda mitad del siglo XX no nos servirá de nada. La Región de Murcia, forzada a afrontar un reto para la que no está preparada, lleva camino del tercer mundo, aunque permanezca en territorio de la Unión Europea, como unas Hurdes pero del siglo XXI. Cada vez que sale una estadística comparativa de progreso, quedamos muy mal parados. Siempre hacia abajo, dios mío. Y sin solución de continuidad.

Mientras, se sigue entreteniendo a las buenas gentes, y otras no tanto, con autobombos y bombos mutuos entre mediocres, proyectos faraónicos ficticios, inversiones foráneas inexistentes, un agua ajena que realmente no necesitamos al tener almacenada mucha más en el subsuelo, romerías jolgóricas, delirios de grandeza, eventos estériles para encandilar... Nadie quiere entrar ya ni de obispo de Cartagena (la Iglesia nunca abandona a sus príncipes) visto el trato denigrante dispensado al purpurado saliente. Tendrán ahora que obligar a venir a alguien a cambio de la promesa de un ascenso a medio plazo tras sufrir al fundamentalista local.

Hemos destruido del todo el modelo económico, pervertido casi toda la Universidad, corrompido a parte de nuestra juventud (tan 'católicos' y tan líderes en abortos), hemos echado a perder a nuestra propia burocracia municipal y autonómica, hemos explotado a seres humanos, como los inmigrantes, neutralizado a los sindicatos financiando sus vicios para convertirlos en sutiles esquiroles institucionales, hemos convertido a la pobre y aburrida prensa local en una caricatura preñada de tongos y con noticias que denotan la depreciación de toda una sociedad, proliferan y prosperan personajes públicos sin principios, que luego se exhiben en procesiones... todo una catástrofe porque no somos conscientes de albergar con eso una mentalidad suicida como colectivo.

El sistema, además, está cautivo de una gerontocracia, codiciosa y egoista, con demencia senil, que ya no funciona. Somos incapaces de mirar hacia delante porque hemos dilapidado nuestro reciente pasado. Hemos convertido la vida diaria en un guiñol manejado a su antojo por un personaje siniestro (el calvo de la baraja) rodeado de un sanedrín masónico no menos precisado de asistencia médica, especializada en salud mental.

Estamos en manos de unos locos en la sombra que, para mayor tragedia, se creen unos genios de la política de altura. Y así hemos bajado de nivel y de aprecio. En cuanto a verdadera autoestima, supongo que más bien depresivos casi todos los demás al salir cada mañana de nuestra diaria resaca de tanta sinrazón y falta de la más mínima expectativa en un mundo mutante, para cuya resultante no nos hemos procurado ni la más mínima carta de navegación.

Por eso murciano puede convertirse muy pronto en sinónimo de náufrago de todo y de nada. Un desastre total.

Tontos, vivos, regantes y mangantes (Carta urgente al Presidente del Gobierno) / Francisco Poveda

Supongo que tras recibir la última vez al presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, en La Moncloa, pronto percibió usted de qué va este chocante y excéntrico personaje fuera de tiempo, que en poco o nada representa al murciano o murciana del siglo XXI; por si no lo sabe ya, aupado al cargo y mantenido, fundamentalmente por dos vivos (que no listos) del lugar, Carlos y Clemente, que tiran la piedra y esconden la mano ante su profundo complejo de tardofranquistas vergonzantes y ademócratas convictos, confesos y expresos. Ambos han convertido Murcia en el paradigma de región repleta de hombres de paja, donde lo mediocre, cobarde, ruin y triste encuentra hoy excepcional caldo de cultivo. Da pánico pensar en más autonomía política para que encima puedan elevar sus desmanes a la enésima potencia; tal que ocurre con los excomunistas en las más que corruptas Bulgaria, Polonia, Ucrania y Rumania.

Usted, y sólo usted, debe asumir la principal responsabilidad del Estado para acabar con la sensación de excepción democrática que aquí anida tras quedar neutralizada y desactivada la democracia murciana real. Porque lo que aquí se da es una vergonzosa usurpación de la soberanía popular y una clara perversión del mandato de las urnas.Vender el mal es fácil.

Valcárcel es el tipo humano que aparenta gobernarnos, y no quiero entrar en otras consideraciones antropológicas, etnológicas y psicológicas, que, tal vez, le ilustrarían con todo tipo de matices sobre y ante qué clase de gente nos encontramos usted y yo, que me especialicé en periodismo político y económico aunque nunca pensé que acabaría como cronista de sucesos de cuello blanco, y lacras sociales por la generalizada postura de genuflexión y mansedumbre en que se encuentran mis conciudadanos más complacientes, indignos, cobardes, simples o tontos ante una gerontocracia a la soviética en la sombra.

Como dice el filósofo conservador José Antonio Marina en su ensayo "Teoría y práctica de la estupidez", hay sociedades inteligentes y sociedades que son todo lo contrario. Por algo ya se sabe, y comienza a calar entre los murcianos más despiertos, eso de... "con Valcárcel, ni una gota de más vendrá" por voluntad del Estado, al saberlo en manos de especuladores de todo tipo y condición, incluidos los aguatenientes.Una colectiva vanidad provinciana a ciertos niveles ha llegado hasta el punto de alumbrar un remedo local, hace ya una década coincidiendo con la entronización "popular", de la publicación de origen franquista, "Hola", para reflejar las "actividades" de una más que consumista, grotesca, irrelevante, ignorante, marginal y sin perfil, aparente y decadente porción social de bombos mutuos, que causa hilaridad por patética y degradada al no atisbar ya un horizonte vital equilibrado.

Ahora se quiere trasplantar esa cutrez a una televisión regional pública, bien financiada por todos los murcianos, pero manejada por gentes de muy dudosa catadura moral por cercanas a ciertas mafias. ¿Qué ha visto el tal Buruaga para renunciar a un fichaje multimillonario o el poco dudoso Urdaci para no recogerle el testigo y el contrato? Volviendo a Marina, "el mal gobierno puede despeñar a una sociedad por el abismo de la estupidez..." aunque la reactivación de cierto factor social autóctono haga atisbar la posibilidad de una pronta salida razonable propiciada desde abajo, y un camino sereno ante tanto estropicio de escogidas gentes sin escrúpulos y al servicio de capitales irresponsables por opacos.

El núcleo del Partido Popular murciano, aparte de ser una estructura hueca y sin esencia, pura agencia de presunto tráfico de influencias y colocación de ineptos manejables, casi sin excepciones, tiene ahora cautivo a ese público residual tras despeñar también, de hecho, a su líder natural histórico, el brillante abogado del Estado, el conservador demócrata Juan Ramón Calero, por no plegarse en su día a los viejos intereses económicos caciquiles en estas tierras, de familias con tan poca fama de demócratas como las de Fraga, Trillo y Maestre, ni sucumbir a las exigencias antidemocráticas de ciertos caciques locales disfrazados, y es el menos democrático y el más extremista de toda la organización nacional, como se puede deducir fácilmente de su anterior larga bronca con la Comisión Europea, y su continuada y demagógica postura ante el derogado trasvase del Ebro, a falta de otros resultados que ofrecer tras diez años de nula gestión regional.

¿Por qué no se hizo esa obra, entre 1996 a 2004, si el PP gozaba de mayoría absoluta en España, Comunidad Valenciana y Región de Murcia? Sencillamente porque Europa no la cofinanciaba por inviable.La última convocatoria de una manifestación de regantes en Murcia para reclamar que se mantenga la Ley del Trasvase Tajo-Segura en sus actuales términos (anhelo legítimo de miles de pequeños agricultores muy bien engatusados por Aznar ante la falta aquí de derechos sobre los caudales contemplados en el aprovechamiento conjunto, al contrario que Portugal, y que han soportado en el pasado año hidrológico la peor sequía de toda su vida, muchos de ellos víctimas, además, de aguatenientes especuladores sin escrúpulos ante, aún hoy, la pasividad cómplice de la Confederación Hidrográfica del Segura), escondía la verdadera motivación de quienes políticamente la idearon, planificaron, diseñaron, animaron y manipularon "a priori" desde detrás de la cortina con los métodos más conocidos y gastados del anterior régimen autoritario de juntar masa humana con total desprecio a la dignidad de la persona movilizada con presiones o engañifas...y un bocadillo con botellín. ¡ Qué cerca están de Ceaucescu !

¿Tienen capacidad volitiva los enfermos cerebrales de "Asprodes" llevados a Murcia en autobuses desde Lorca para hacer bulto? ¿Asistieron de "motu propio" los inmigrantes liberados de faena, que trabajan en campos y conserveras, y que trufaron de exotismo pagado una manifestación en la que se echaba en falta a la verdadera sociedad civil de Murcia, Cartagena, Yecla o Caravaca? La derecha político-económica murciana es una gente que da miedo al verla tan a la desesperada utilizando sin pudor cualquier mimbre. Muy contra las cuerdas tiene que estar para sacar de sus casas, precisamente a los sectores sociales de la Región menos favorecidos con sus políticas, algunos en la más lacerante pobreza absoluta y precariedad sin visos de evolución. Una obligación moral pendiente del Gobierno socialista, es dar a conocer la auditoria de concesiones de riego con aguas públicas en la Cuenca del Segura para saber qué se está haciendo con el agua que se clama escasa, como argumento para exigir más trasvases.

Quienes, pese a secar ríos como el Mula y no cerrar pozos de sequía, aquí agitan y radicalizan a las masas, menos ilustradas y vulnerables, para lanzarlas como un misil contra dirigentes de un Gobierno central legítimo, jugando con su ignorancia y el sentimiento de preocupación por su supervivencia, no son otros que viejos jerarcas, o sus familiares-herederos, en los estertores de la Dictadura por estas tierras. Enemigos claros de la democracia, enquistados todavía en resortes de poder fáctico y/o económico en espera de mejores tiempos para imponer sus ideas, regresivas, ante la aparente abulia y falta de determinación política de quienes pueden resolver esta situación, simplemente inspirando a la Fiscalía General del Estado para que nombre un nuevo fiscal-jefe, en condiciones de afrontar impunidades que claman al Cielo, para nuestro aún degradado TSJ.

No están por la libre competencia ni a favor de la Unión Europea porque dificulta y/o impide sus pretensiones de mantener posiciones de dominio económico y social sin la legitimación directa de las urnas. Y muy mal tienen que estar las cosas para recurrir a los mismos métodos de Franco en la plaza de Oriente, tras los innecesarios fusilamientos de 1975.La Transición española, señor Zapatero, tiene su principal asignatura pendiente en la Región de Murcia, sojuzgada a estas alturas de la Historia y del siglo XXI por una partida emboscada de fascistas residuales, casi gagás, susceptibles de desalojar para que se constate, de una vez por todas, la normalidad democrática plena que tanto echan en falta las nuevas generaciones de murcianos más informados y la propia diputada autonómica socialista y exdirigente de UGT, Begoña García Retegui, asombrada de las situaciones que se dan a diario en una región gobernada por una derecha políticamente descerebrada y sin el nivel mínimo exigible para los asuntos públicos.

Llámela a Moncloa y que confirme, matice o desmienta todo lo aquí le estoy comentando. Los colectivos partidarios, desde una emergente sociedad civil, de una ecodemocracia regional, bajo la organización y lema-paraguas de "Murcia no se vende", tienen bastante deslegitimada la muy condicionada e irreversible política sectaria de San Esteban por devastadora con el territorio y depredadora del medio físico, así como aniquiladora aquí del propio sistema capitalista a largo plazo. Por eso se huele ya la urgencia de un cambio de rumbo y de pases a la reserva.

Pero no le echemos toda la culpa a Valcárcel y la pandilla de comparsas incompetentes que le han venido rodeando en sus tres legislaturas por indicación de quienes mueven los hilos tras el escenario visible. Son esos franquistas irreformables y nostálgicos, que no se resignan a perder el poder por el bien de la democracia murciana y un desarrollo socioeconómico sostenible en beneficio de todos, quienes se mofan con befa del sistema, poniendo al frente de la Región de Murcia a banales personajes con un pasado profesional y personal que los define de sobra para entender mejor lo que pretenden los dueños de este siniestro guiñol citrícola y pimentonero vestido de negro, y que vienen manejando a su antojo y placer sin que todas las alarmas del sistema se disparen a un tiempo, ahora que el reguero de su intransigencia amenaza con inflamar provincias colindantes y regiones mediterráneas vecinas con el problema objetivo del desequilibrio hídrico.

No obstante, algunos regantes eran conscientes de estar mezclados con mangantes que les quitan el agua y, además, no consentían pancartas con los lemas "Agua para todos pero no para todo" y "Agua para la agricultura y no para las urbanizaciones", que resumen globalmente el fondo de una cuestión sobre la que se trata de confundir con ruido, desinformación y contrainformación bien medida, para reducirla a que otros nos niegan un agua que aquí se necesita. No es casualidad que significativos terratenientes de la costa, sin derecho a caudales del Tajo-Segura, destacasen en esa manifestación ahora que sus producciones no pueden competir con las de Marruecos. ¿Para que piden, pues, ellos más agua?

Sencillamente para convertir sus fincas en urbanizaciones y campos de golf tras dar un "pelotazo" con recalificaciones automáticas de suelo rústico a urbanizable, que les procuran los ayuntamientos de Águilas y Mazarrón (casualmente ambos en manos del PP). Las expulsiones de concejales socialistas pringados con intereses ajenos a los de su electorado, es el único camino para que el murciano no pierda también su confianza en la izquierda gobernante en el Estado y le confíe el voto. O la honestidad y consecuencia de la concejal centrista de Alhama ante el riesgo de desnaturalización de su municipio en estricto beneficio del bolsillo de uno de sus hijos más preclaros y entregados a la tarea de impedir una democracia ecológica local en favor de una "nueva geografía".

Como muy lúcidamente nos ha ilustrado el más que brillante economista español, José Manuel Naredo, la degeneración del sistema capitalista es una potente máquina de deterioro del patrimonio natural común, y de ahí la ausencia de datos sobre la ocupación real del suelo desde un sistema de valores, absolutamente monetarios. Los mal llamados "agentes económicos" tratan de favorecer su beneficio particular forzando sus ingresos a base de explotar bienes teóricamente libres o de terceros más débiles, pero siempre a costa de ese deterioro público que, irremisiblemente, conducirá a un crisis ambiental por un metabolismo sociourbanizador dislocado y su correspondiente valoración especulativa.‘Hipótesis, ¿descabellada?

Un exhaustivo estudio del Departamento de Sociología de la Universidad de Alicante acaba de arrojar el dato de que solamente un 0,5% de los turistas extranjeros encuestados, tendría como motivación para comprar una casa en nuestra costa la existencia de un campo de golf en la urbanización en la que estuviese ubicada o sus proximidades. Está más que claro que la sobreoferta inmobiliaria, que no repara en ocupar irracionalmente el suelo de la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana, nada tiene que ver con una demanda específica, claramente insuficiente, y que su potencialidad sólo está en el argumentario falso de ciertos políticos para justificar tanta especulación sin aparente sentido.

Una poco descabellada hipótesis circula en algunos gabinetes suizos de inversión al respecto: aquí se estaría alimentando una expectativa urbanística desproporcionada para enmascarar un blanqueo a gran escala de capitales opacos con origen en paraísos fiscales. Una vez construidas las casas por promotoras, al frente de las cuales figuran claros "hombres de paja", la mayoría unos batos revestidos de un teórico y fulgurante éxito económico en el caso de Murcia, se solicitarían créditos a la banca, mediante su pignoración o el aval de una garantía hipotecaria, al objeto de transformar un dinero sucio en otro limpio a través del perverso mecanismo de dejar que se ejecute el contrato financiero por premeditado impago decidido de antemano. El tiempo dirá quien se queda con la prenda y a qué precio.

Saura burla a Zapatero / Francisco Poveda

Las primeras decisiones preelectorales del secretario general del PSRM-PSOE, Pedro Saura, indican en su proyección regional una burla a la estrategia política general del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y desvelan los probables compromisos inconfesables y dependencias ajenas ocultas del aspirante socialista a la presidencia de la Comunidad Autónoma de Murcia con la oligarquía regional que ha venido sosteniendo al actual presidente, Valcárcel, del PP, en los últimos once años. Ni puñetero caso a la izquierda no militante ni a la prometedora sociedad civil, que vienen luchando más de un decenio por una región distinta y limpia de parásitos de la especulación y el delito social impune.

La designación del impresentable político Fuentes Zorita como presidente del partido, la de María José Alarcón como candidata a la alcaldía de Murcia y la de García Escribano a la de Molina, así como lo ocurrido en el último pleno del Ayuntamiento de Alhama con el radical cambio de criterio urbanístico, impuesto al Grupo Municipal Socialista desde la sede de Princesa, demuestran de sobra que Saura tiene las manos tan atadas como Collado, Navarro, Ortiz o María Antonia Martínez en su época. Más de lo mismo con este complaciente exconsejero de “Cajamurcia” y tan tolerante con la más que evidente corrupción propia en Los Alcázares, vía Marbella.

En consecuencia, que no espere nadie de este pachequero de pro la transformación política y ética de nuestra realidad social o alguna batalla democrática para conquistar otro futuro mejor para los murcianos más jóvenes. Ni me parece ya liberal, ni lo creo reformista ni lo siento modernizador. Saura, al contrario que Zapatero, no entiende el terreno que pisa ni comprende a sus paisanos del siglo XXI. No hablemos ya de que articule un presente alternativo al de Valcárcel porque no demuestra estar por esa prioridad. Le interesa más alcanzar el poder en favor de los de siempre, que hacer política en beneficio de todos. Para él, Murcia sí se vende porque conviene a sus intereses electorales y financieros. Ahí si que tiene las ideas muy claras, como el hijo de promotor de viviendas que es.

Cuando la Región ya no aguanta más el saqueo del “clan Valcárcel” y los abusos de una oligarquía egoísta, vieja y antidemocrática, Saura es incapaz de pedir paciencia, esperanza y valentía democráticas a nuestra sociedad regional más avanzada para cambiar algo decisivo. Porque no viene para eso ni es libre, hoy por hoy, ni decidido ni resolutivo para volver a estructurar un territorio esquilmado por desaprensivos y delincuentes de cuello blanco. No tiene él nada claro que sea el ciudadano de a pié quien deba mandar con su voto y, por tanto, la necesidad de devolver el poder a la sociedad. No hablemos ya de cumplir los compromisos que pueda adquirir en campaña electoral en busca de ese voto. Seguro que no le obsesionan la igualdad ni la pobreza lacerante que atenaza al 20% de los murcianos.

Saura no es tampoco ecologista ni piensa arriesgar su oportunidad de alcanzar el poder de San Esteban por unas ZEPAS o unos LICs, más o menos. No le interesan jóvenes que crean, de verdad, en la política, lo público y la democracia. Ni los que exigen sus derechos constitucionales al trabajo y a una vivienda digna. Está demasiado pendiente del trato que le dispensan determinados medios de desinformación y, al contrario que Zapatero, intenta “sintonizar” sutilmente con los no dependientes, que no se piensan callar de aquí a mayo de 2007. Porque de intentar mejor controlar a los poderes ademocráticos subyacentes, nada de nada. Obvia la más peligrosa realidad cercana y hasta considera las ventajas políticas de sublimarla.

Su profunda falta de fe democrática le impide, como ya se está demostrando, pensar en la ciudadanía, quitando poder al que tiene mucho para entregar un poco a los que no tienen ninguno. Pese a ser profesor de economía en la universidad no parece compartir el axioma de que el monopolio económico produce efectos negativos, tal como aquí sucede. De convicciones y de creer en lo que dice, más bien poco o nada. Sus cálculos electorales para complacer a una mayoría incoherente, resultan políticamente estériles por el retraso que conllevan, excepto para unos pocos inmovilistas, que se benefician así de su falta de riesgo político.

El aspirante socialista carece todavía de un proyecto real para la Región de Murcia que no sea continuar con maquillaje los disparates urbanísticos de Valcárcel. Carece, pues, de la fuerza de un pensamiento estratégico que sea producto de la transparencia, la deliberación y el debate en el seno de la sociedad regional más activa, al objeto de liquidar la influencia nada residual de los neofranquistas, que aún detentan aquí las verdaderas palancas de poder fáctico. De poco sirve a Zapatero retirar los símbolos autoritarios de las fachadas públicas si en Murcia subsisten algunas personalidades devenidas de ese pasado, que llegan hasta condicionar la línea de su propio partido.

Saura apuesta también por la economía especulativa aunque diga estar por la productiva. Torre Pacheco no es una escuela política sana para ningún demócrata. Demasiada logia y demasiada mafia. Poca tradición de modernizar nada y gentes de dudoso compromiso serio. Sus primeras decisiones precipitadas no presagian nada bueno y lo delatan por su temprana traición a esa sociedad civil que ha liquidado ella sola, políticamente, a un Valcárcel abandonado ya a su suerte frente a la Fiscalía del TSJ y las iras de quienes le confiaron su voto para luego empobrecerles.

Argumenta Saura la necesidad de moderación, casi abdicación, para no ahuyentar a los inversores y justificar así su cambio de rumbo en Alhama al objeto de no perder el voto de los trabajadores que reclaman el empleo que induce la Construcción. Y ahora considera radicales y poco prácticos a los ecologistas, que exigen un desarrollo mucho más sostenible que el aconsejado por el corto plazo y las razones electorales inamovibles del aspirante a San Esteban. Da la impresión de querer complacer, de paso, a la mafia regional más que a Zapatero y su política de progreso y modernidad. Y es que el crimen organizado trata de controlar la política y la autonomía regional para hacer frente al Estado desde una manipulada legitimidad formal. Saura no ha sido visto nunca en las manifestaciones de “Murcia no se vende” y sí, a esa misma hora, comprando zapatos en “El Corte Inglés”.

Porque ha sido Saura, y curiosamente no Valcárcel, quien se ha prestado al juego de tratar de desactivar desde el PSRM-PSOE la plataforma civil progresista, “Murcia no se vende”, aprovechando el vacío veraniego y la ausencia entre nosotros de la práctica totalidad de sus líderes de peso. Muchos huelen a dinero a cambio de… por medio para financiar la campaña electoral de los socialistas murcianos, acercándose éstos con muy poca discreción al ladrillo. Por algo a Juan Durán, su penúltimo portavoz en la Asamblea Regional, se le acaban de recalificar otros terrenos rústicos para edificar miles de viviendas cerca de Alhama, antes de que entre en vigor la nueva Ley del Suelo del Gobierno Zapatero.

En la Región de Murcia esa política del máximo líder del PSOE no la quieren ni sus compañeros de la nueva dirección del PSRM. Por eso debe Zapatero recuperar su control, tal como acaba de hacer con el PSPV de Alicante. De lo contrario su propia gente le lastrará y minará su política modernizadora y de progreso, al dar a todo marcha atrás a escala regional. Los candidatos ya conocidos son tan surrealistas como para que aquí se estrelle, sin percibirlo desde La Moncloa o Ferraz, todo el esfuerzo democratizador del presidente del Gobierno a manos de caciques, clanes y mafias. Saura no es, pues, una alternativa real madura, de poder y de gobierno, por falta de la suficiente seriedad y responsabilidad para formar un gabinete de perfil progresista, de verdad y no de mera apariencia.

Es falsa, como se ve, la renovación en el PSRM. Ha utilizado a la vanguardia de una sociedad civil muy movilizada, exclusivamente para sus fines electoralistas. Estamos ante el mismo partido putrefacto de 1995, por unas estructuras heredadas e hipotecadas. Lo que vemos, es pura simulación estética, y ahora, después del cante dado en Alhama, ya ni eso. A Miguel Navarro, por ejemplo, lo retiran de primera fila de la alcaldía de Lorca pero lo mantienen y desean de diputado otra vez en la Asamblea Regional ante la falta de autoridad moral para más reproches. Igual harán con Juan Escudero, alcalde de Los Alcázares. No limpian por falta de vocación democrática y de compromiso con la izquierda social. Ellos sabrán.

Los burócratas de Princesa hurtan el debate social para evitar que emerjan y se descubran nuevas figuras de cierto nivel y capacidad de liderazgo. Se evitan así que incordien gentes independientes y de calidad en sus candidaturas, porque se enteran y no tragan, y se opta por figuras sin el bachillerato elemental por ser susceptibles de ser manejadas desde la sombra por alguien que no desea exponerse al veredicto de las urnas sin que se adivinen sus inconfesables intenciones en el manejo ilegitimo de algún ayuntamiento importante, por generar muchos recursos.

La pregunta de Valerio

Fue muy a finales de junio cuando Saura selló un pacto secreto con alguien capaz de financiarle holgadamente, y sin agobios posteriores, la campaña electoral próxima, y procurarle los apoyos recién retirados a Valcárcel por llegado el momento del turno político en la Comunidad Autónoma.

Se convertía así, no en el candidato de los progresistas murcianos, si no en la nueva figura a manejar por la reacción de la Murcia más negra y profunda, en sustitución de la marioneta que ha sido Valcárcel, de unos y de otros, durante más de diez años. Es el atajo hacia San Esteban pero con peaje en forma de señuelo puesto por los dos más indeseables de entre nosotros.

Creo tuve acierto al contestarle al fiscal Emilio Valerio, que el PP murciano no era la mafia, cuando me lo preguntó súbitamente en su casa de Madrid a finales del año 2003. Ahora sería mucho más preciso si esa misma duda me la plantease Rodríguez Zapatero personalmente. Porque soy de los pocos periodistas murcianos que, sinceramente, no aspira a dirigir la “7” a partir del próximo mes de junio, por razones más que obvias. Cuestión elemental de principios. Algo que, a lo peor, Saura no entiende bien del todo.