miércoles, 30 de diciembre de 2009

Francisco Poveda: 'Que los editores pidan ayudas al Gobierno, es como ponerse en manos de un solo anunciante'

MADRID.- "Cifrar todas las esperanzas en La Moncloa es ingenuo como mínimo, aparte del tongo que conlleva". Francisco Poveda, profesor y periodista, advierte de los riesgos de pedir ayudas al Gobierno para salvar a la prensa ya que considera que el modelo está obsoleto desde hace años. Cree que Internet nos ha devuelto a una democratización, "incluso superior a la del inicio de la prensa de papel", y avisa que "quien se empeñe en colocar barrerras de acceso se equivoca porque eso va en contra de su propio posicionamiento".

Hoy lunes, 'Periodista Digital' entrevista al editor del blog 'Economía Avanzada' con motivo de la fuerte crisis que atraviesa la profesión en España y en el Mundo.

La crisis ha evidenciado que el actual modelo está obsoleto, ¿hacia dónde se encamina el sector?

Pero obsoleto del todo. Ya no se tiene en pie. Ha cumplido, como lo conocemos, más de un siglo. Y cualquier proceso y/o producto tiene un ciclo de vida. Ahora la alternativa clara se llama Internet. Desde 1990 esto se sabía en determinados círculos estudiosos de las entonces incipientes autopistas de la información. En España, 'Fundesco' ya publicó un magnífico ensayo prospectivo en esa fecha. Luego, ha habido en la Universidad española cientos de seminarios. Internet no es un medio más sino un canal único para todo tipo de medios. Esa es su gran diferencia y virtualidad.

La crisis económica sólo ha hecho precipitar la catarsis esperada cuando ya tampoco era saludable para el propio sistema democrático tanta concentración en la propiedad de los medios por parte de los ocasionales amigos del poder de turno. La función natural de la prensa se había desnaturalizado demasiado. La figura del editor clásico había desaparecido en favor de intereses espúreos. Y el lector había dejado de ser el principal objeto del proceso de la información periodística, como integrante y componente de la tan necesaria Opinión Pública.

Internet nos devuelve a una democratización, incluso superior a la del inicio de la prensa de papel. El sector está ya en pura clave digital y ahora sólo falta diseñar con más precisión como debe ser el periodismo interactivo.

Los grandes grupos están pagando ahora las políticas empresariales de expansión, arriesgadas y muy costosas. ¿Es el momento de acotar los objetivos y buscar una diversificación? ¿Es el fin de los 'imperios' de la comunicación?

Lo del multimedia siempre me pareció un camelo. Más que sinergias, que no garantizan más calidad, produce tensiones funcionales y tampoco veo su valor comparativo por ningún sitio. Los periódicos deben hacerlos un tipo de periodista más intelectual y cuajado que un periodista de radio o televisión. El perfil del editor también debe ser distinto. Y los públicos casi no tienen nada que ver. Por eso las empresas y sus dueños tampoco deben ser lo mismo. Los imperios siempre terminan por los suelos.

Un 'cáncer', que también se ha demostrado al final, ha sido tanto ejecutivo tan bien pagado sin aportar a cambio grandes valores añadidos al producto y a la gestión empresarial. Han tratado al periódico, por puro desconocimiento de su filosofía, igual que si fuese papel higiénico en el lineal de un supermercado en vez de entender que estaba más cerca de lo que es un libro. El gran competidor del diario de papel, tanto como Internet, es hoy un buen libro.

Definitivamente estamos ante la caída de los imperios mediáticos como históricamente ha sucedido con todo tipo de imperios. Lo pequeño siempre es mucho más hermoso, versátil y, en este caso, conveniente para el ciudadano. Hoy la libertad informativa sólo circula por los miles de webs y blogs verdaderamente independientes, que existen en Internet, al igual que la mejor libertad de pensamiento y expresión. Y ésa es claramente la tendencia dominante, sin ningún lugar a dudas, al igual que una mayor altura intelectual en muchos casos. El ciudadano sale ganando.

¿Pagan los periodistas los errores de directivos incompetentes?

Los periodistas, los lectores, los anunciantes y la democracia. Hay todavía demasiado incompetente en la gestión de la empresa informativa. Porque no ha habido, apenas, una verdadera gestión empresarial específica aunque sí mucho desconocimiento del producto y su entorno natural y propio. Pero los periodistas no estamos tampoco exentos de culpa porque nuestro pecado capital ha sido, en muchas ocasiones, olvidar los intereses generales de nuestros lectores, deslumbrados por la osadía y arrogancia del poder en el más amplio sentido del término. La crisis va a acabar con muchos mitos y, espero, que también con muchas impunidades de la prensa convencional.

Volviendo a los directivos incompetentes, no hace falta tener un MBA para basar la financiación en uno o varios, pocos, ´benefactores' institucionales. En España las fuentes directas de financiación han estado siendo en los últimos quince años de las administraciones públicas, la banca, la construcción, la automoción, la gran distribución comercial y la formación superior. Ése ha sido el gran oligopolio de oferta en la época de vacas gordas para los ingresos y de vacas flacas para los principios morales. Aunque también con demasiada concentración de riesgo, tal como se ha visto tras desdeñar una publicidad mucho más diversificada y menuda, que procuraba antaño mayores cotas de libertad. El dinero de El Corte Inglés vale igual que el de cualquier otro anunciante aunque sea el de la consulta de un dentista.

¿Cómo valora el desmorronamiento de Prisa? ¿Hay alguna solución?

No es una buena noticia para nadie. El País ha sido el mejor producto diario en castellano durante mucho tiempo, con una época espectacular de calidad tras el atentado a las Torres Gemelas en el bajo Manhattan. Luego ha ido perdiendo altura, referencia y garantía de libertad. También la desaparición de Jesús de Polanco me parece un factor nada desdeñable en su declive del último año y medio. Prisa era su obra personal y el resultado político de su empuje como editor y empresario. No veo nada clara la salida del Grupo como no sea la vuelta al principio de sus tiempos para que el derrumbamiento no acabe con todo.

Confío en que, al menos, elpais.com no sea arrastrado. Y creo que la mejor salida sólo puede venir desde México y de la mano del millonario Carlos Slim, como nos enseña su irrupción en 'The New York Times'. Como tal, a 'Prisa' no la veo con mucho futuro. Y la Cadena SER sólo se puede salvar, creo, volviendo a su filosofía del principio, con accionistas cercanos y mucha más programación local y regional, básicamente por Internet.

Internet ha sido el único soporte que sigue dando buenos resultados a pesar de la crisis; ¿por qué sigue siendo el 'patito feo' tanto para lectores como para anunciantes? ¿Hay falta de unión en el sector de periodismo digital?

Eso es producto del desconocimiento telemático por falta de destreza, o simplemente por pereza, y del miedo de quienes se han quedado mentalmente atrás. No hay vuelta de hoja y quien ya no lo quiera ver, se quedará convertido en una 'estatua de sal' analógica. Esos buenos resultados significan que suficiente gente se ha convencido de que Internet es ya tan presente como futuro. Y, pese a la crisis, irá creciendo porque se ha demostrado cuantitativamente su eficacia publicitaria, también ofrece un menor coste tarifario y tiene una difusión potencial, que es exponencial por universal.

Los lectores que todavía no se han incorporado a la prensa digital son lectores que, en muchos casos, morirán como lectores de periódicos a la vez que muera el papel prensa. En cuanto a los anunciantes, sólo los que tengan un gran producto/servicio acorde con los tiempos merece la pena que se incorporen en plena crisis. En Internet, el mercado y la competencia son universales por definición aunque también veo clara la oportunidad para el anunciante en mercados muy locales si su oferta agrega bastante valor, segmentación y diferenciación.

Finalmente, veo absolutamente necesaria y urgente la asociación de toda la prensa digital profesional, en España y en la UE. La realidad de la prensa digital española difiere bastante de la que quieren imponer y ahora se quieren encaramar por encima de quienes han construido la verdadera prensa digital española, con el sólo ánimo de seguir monopolizando el disfrute de la publicidad institucional y corporativa.

En EEUU, los principales editores se han planteado el cobro por los contenidos de los periódicos digitales. ¿Qué le parece?

La gratuidad plena en Internet no tiene retorno. Quien se empeñe en colocar barrerras de acceso se equivoca porque eso va en contra de su propio posicionamiento, desarrollo y difusión en Internet. Hoy el precio portada en la prensa diaria de papel no significa ni el 10% de los ingresos para la empresa editora. Intentar ahora salvar el tipo a costa del esfuerzo económico de quien da un absoluto sentido a la existencia de la prensa, hoy digital, demuestra que no se entiende que el mundo de la comunicación de masas ha cambiado y que Internet no se puede concebir sin la gratuidad por la navegación. Ése es precisamente uno de los pilares de su éxito: que todos podamos compartir los contenidos de todos. Me parece suficiente que del impuesto que se paga al comprar cada ordenador, los editores reclamen su parte. Hasta ahí.

La fusión de las redacción de papel e Internet, ¿es una mal necesario?
La actual cohabitación es temporal y con fecha segura de caducidad. Lo de sentido común, desde el punto de vista de la organización redaccional, es caminar todos juntos hacia el ideal de una edición digital única y continua. No lo veo para nada como un mal necesario porque hay que tender hacia un centro de beneficio que racionalice gastos y procure contenidos para lectores mucho más exigentes y cosmopolitas. Ya no se defiende tener que hacer, a lo largo del día, tres periódicos sucesivos para, finalmente, imprimir el más actualizado y tirar los otros dos a la papelera aunque algo se aproveche para las primeras ediciones. Ese derroche de la prensa de papel ya no tiene defensa en tiempos de crisis. Va contra toda lógica productiva. La apuesta digital acaba de cuajo con ese dispendio diario irracional.

Los grupos de comunicación españoles han pedido al Gobierno ayudas siguiendo el modelo francés, en el caso de que se concediesen, ¿se trataría de una salida o un parche?

Es comprensible que, llegada la hora final, el alivio del placebo nos consuele. Pero no va a evitar ninguna fatalidad. Aumentar, por ejemplo, el precio portada de la prensa de papel en plena contracción de la demanda va contra un principio básico del marketing más elemental. Falsear la difusión neta mediante promociones recurrentes para tratar de engañar al anunciante con unas cifras infladas de tirada, tiene muy corto recorrido. No interiorizar que en la sociedad del conocimiento, el periodismo no puede ser sólo información sin más valor, provoca que los lectores renovados abandonen su fidelidad. Los lectores cautivos apenas existen ya para todo ese tipo de ofertas y tretas.

Son concretamente ésas las prácticas gerenciales y redaccionales las que han llevado a casi toda la prensa a la bancarrota por colocarse sin ética y sin respeto a la inteligencia colectiva, fuera de tiempo y de contexto sociológico. Hasta la llamada prensa gratuita de papel está pensada, infinitamente más para los eventuales anunciantes que para unos ciudadanos que no son habituales lectores de prensa de pago, cuya única misión aquí es formar masa. Por eso, cifrar todas las esperanzas en La Moncloa, para prolongar una inexorable agonía, me parece ingenuo como mínimo, aparte del componente de picaresca y tongo que conlleva. Es como ponerse en manos de un solo anunciante. Vamos, la degeneración terminal de la misión de la prensa en un democracia española, que debiera ser más avanzada que tropical.

http://blogs.periodistadigital.com/24por7.php/2009/03/09/francisco-poveda-entrevista-medios-9999

La Unión Ibérica / Francisco Poveda

La progresiva integración económica entre España y Portugal desde 1986 como consecuencia del ingreso de ambos países en la CEE al mismo tiempo y la actual crisis económica, recurrente, en el vecino país, producto de desajustes estructurales de difícil abordaje, algunos vienen de los tiempos de la dictadura de Salazar, han hecho resucitar el iberismo de siglo XIX de la mano de plumas tan universales y tan poco sospechosas como la de José Saramago, con la consiguiente reacción de “padres de la patria” portuguesa tan significativos como el ex presidente Mario Soares, que ve claro, pero no lo desea cercano por su nacionalismo subyacente, el siguiente paso en el proceso.

Pero la intuición de Saramago responde a algo más que a la vuelta de los lusos a la situación inmediatamente anterior a 1.640. La osmosis sociológica y económica en el límite norte con Galicia, en la raya zamorana, salmantina, pacense u onubense, es ya total. Hace años que no existe la frontera porque “de facto” somos uno en dos. El mejor horizonte para las nuevas generaciones portuguesas es hoy mucho más Barcelona o Madrid que Bruselas o París. La realidad se está imponiendo a la historia cuando los jóvenes prefieren oír hablar de futuro que de pasado. España se ha llenado también de portugueses. Ese es el punto de la cuestión y no cabe mirar hacia otro lado ahora que a cierta forma de unión política.

Al igual que en España, (el proceso histórico no tiene vuelta atrás y la situación del País Vasco y Cataluña en su seno probablemente también va a conocer otro tipo distinto de dialéctica de relación con el resto porque ya no somos la nación imperial que fundaron los Reyes Católicos), en Portugal, tan nacionalista todavía la mayoría de sus habitantes que vivieron la época colonial, se imponen la otra realidad de las cifras y las fórmulas de salida posibles que, tal vez, no ideales pero probablemente sí de interés para todos.

La integración económica, financiera y energética lusa con su vecino hispano es ya total y ahora, mucho más desde Lisboa que desde Madrid, sí cabe plantearse a medio plazo una unión política “sui géneris” en el marco casi federal que tenemos al este de la Península sin que Portugal pierda identidad, forma constitucional ni estatus internacional. El rey Juan Carlos, por ejemplo, priva entre la clase dirigente republicana vecina, tanto o más que entre la española, tan poco monárquica la de aquí como “juancarlista” desde 1981 pese a las lógicas y deseables críticas excepciones a la regla.

Hay hasta quien ha llegado a pensar que ese proceso que apunta por el oeste condicionaría para bien la futura e incierta relación interior de catalanes y vascos con el resto de los españoles al plantear los portugueses un sistema de asociación política que reforzase la posición general de la Península Ibérica dentro del marco de la Unión Europea, al tiempo que pondría en mejor camino de solución, satisfactoria para España, el contencioso de Gibraltar, afianzase Ceuta y Melilla y, posiblemente, modificaría a favor peninsular la actual relación jurídica con una Andorra mucho más catalana que francesa.

Como se ve, todo está en movimiento y volver la vista atrás, hacia la estéril rivalidad entre castellanos y portugueses, sólo puede conducir a la paralización bíblica cuando lo realmente cierto es que ya venimos compartiendo destino conjunto en la OTAN, en la UE y en las no menos importantes regulares “cumbres” iberoamericanas desde hace un cuarto de siglo.

Cuando un Portugal de tan solo diez millones de habitantes nota la necesidad ineludible de ser algo más para salir del furgón de cola de “los 27” y parte de sus intelectuales vuelven a ver en el vecino la mejor opción posible de asociación estratégica para una mayor velocidad dentro de los parámetros comunitarios europeos, una primera aportación de Saramago a la idea de la Unión Ibérica habla de un Parlamento conjunto (¿por qué no en Coimbra o Salamanca?) con representación de los partidos portugueses y españoles. Y de mantener la identidad y actual organización política de España y Portugal cuando el siglo XXI nos va a deparar a los dos países transformaciones sustanciales sobre los procesos nacionalistas del XIX y naciones hermanas, como Méjico y Brasil, van a ver aumentar su influencia neta en el escenario internacional.

No es, pues, nada de extrañar que los dos estados modernos más viejos del Mundo, los lusos antes que los hispanos, ojo, tomen la iniciativa y alcancen conjuntamente una mayor dimensión para poder mantener el germen que les dio sentido existencial hace más de quinientos años, afrontar unidos los retos constantes de la mundialización y ofrecer las respuestas ibéricas que exigen las consecuencias sociológicas y económicas del avance vertiginoso de las nuevas tecnologías de la comunicación. Esa es la clave.

director.economiavanzada@gmail.com

La CAM en trance / Francisco Poveda *

Esta misma semana el presidente de Caja Mediterráneo, la CAM, Vicente Sala Bello, va a proponer a la Asamblea General, en plena crisis financiera mundial, que la entidad venda en el momento oportuno una parte sustancial de lo que vale (20%) para poder afrontar una seria crisis de liquidez, no aceptada nunca públicamente por cuestión de imagen y potencial riesgo de mayor desconfianza. Es el trance más difícil, y apasionante, de los vividos en sus más de cien años de agregada existencia.

La dimensión alcanzada en poco tiempo por la CAM y la enorme profesionalización de su equipo directivo, la han hecho menos vulnerable que otras pese a su mayor exposición al riesgo crediticio hipotecario y a las interferencias constantes de políticos regionales, sin medida a favor de determinados intereses no generales, caso claro del diputado Eduardo Zaplana, en cuanto a financiación privilegiada y de cierto alto riesgo.

Vicente Sala era y es un empresario de éxito, sin formación superior pero con alguna experiencia anterior como consejero en la banca. Roberto López es un ejecutivo maduro salido de la propia entidad aunque capaz de comandar un equipo técnico, heterogéneo por su diversa procedencia y la irrupción de la mujer en los más altos niveles operativos de la CAM. Hasta aquí existe garantía teórica en una gestión que se ha demostrado aparentemente exitosa hasta el momento del estallido de la crisis financiero-hipotecaria de base inmobiliaria.

Pero siguiendo la doctrina conformada por el BCE desde entonces, en el sistema se detectan ahora exposiciones a riesgo de liquidez, de crédito y de modelo. Y la CAM no es ajena a esas exposiciones señaladas desde Francfort. ¿Cuánto vale realmente la CAM a día de hoy, 3.000, 4.000, 5.000 millones de euros? Ni Sala lo sabe porque el propio mercado la está revaluando cada día y, mucho me temo, que algo a la baja, en medio todavía de riesgos sistémicos subyacentes, según la apreciación del FMI.

Los mayores expertos en la materia, como González-Páramo, ya han señalado que las auditorias de 2007 seguramente marcarán a la baja, respecto del valor de mercado, la exposición a instrumentos de financiación estructurada. Y es que las reconocidas enormes tensiones de liquidez provocan que la confianza no reine entre las entidades, tal como se observa en el mercado interbancario, incluida la CAM por mayor afectada debido a su dimensión alcanzada y el contexto territorial concreto de sus mercados de clientes en la cornisa mediterránea.

Resulta urgente, pues, una fuga hacia delante antes de que KPGM firme la auditoria, con un crecimiento de activos dudosos en torno al 30% según las nuevas Normas Internacionales de Contabilidad (NIC), de un ejercicio cuya segunda parte pueda provocar honda preocupación al revelarse tal cual. No en vano, el Banco de España instó en octubre a la CAM a vender suelo para ganar en liquidez y solvencia.

El mercado, en general, refleja ahora un extraordinario riesgo de liquidez de las propias entidades al desconocer ellas mismas sus particulares compromisos, antes de que el volumen de negocio comenzase a desplomarse en el cuarto trimestre, aparte de un elevado riesgo de financiación en relación con otras entidades y riesgo de crédito. ¿Encuentran refinanciación? Persiste una enorme y desproporcionada exposición al riesgo, episodios de turbulencia y tensiones, que impactan en los mercados globales del dinero, el crédito, los bonos, las divisas… Y nada de eso es ajeno a la CAM hoy.

La tensión actual global tiene su origen, fundamentalmente, en una información incompleta aunque la fundamental de calidad haya sido manejada desde el principio de la crisis por el BCE, en tiempo real, para poder actuar sin más dilación. Pero el BCE no sabe con precisión, ni puede saber, aunque debiera en la medida de lo posible, qué pasa en la CAM, que aún no ha valorado bien sus posibles pérdidas, tal vez porque los modelos vigentes se han demostrado inadecuados. Y también por una supuesta nula gestión del riesgo de liquidez en escenarios extremos como el actual. “Si no hay transparencia, el mercado seguirá distorsionado”, afirma el catedrático González-Páramo, consejero del BCE en representación del Banco de España.

Nuestras cajas son menos transparentes que las entidades norteamericanas (lo que ahora puede ocasionarle a la CAM un problema añadido con la Reserva Federal norteamericana por su presencia en USA a través de “CAM US Finance S.A., y de igual modo con el Banco de Inglaterra) cuya información al mercado es más detallada.

La CAM, ante su pretensión expresa de emitir cuotas participativas debería, a juicio de los mayores expertos, haber sido ya más precisa de “motu propio” sobre sus exposiciones, directas e indirectas, al riesgo. Los rumores se disipan con transparencia pero se alimentan con opacidad, artificios y/o medias verdades, que dinamitan la confianza a medio y largo plazo.

No obstante, la inspección forzada del Banco de España (casi permanente en la CAM desde comienzos de 2007) se ha intensificado desde el verano ante su intención de debutar en el mercado de valores y las advertencias razonadas de algún impositor como particular, dirigidas por conducto fehaciente al BCE y a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Coincide la necesidad estratégica de la CAM de salir en busca rápida de una liquidez más onerosa a su cuenta de resultados, para no tener que frenar su expansión y la retroalimentación que ésta le proporciona, con el fin del idilio crediticio como consecuencia del proceso de ajuste en el sector de la construcción inmobiliaria. Porque el Banco de España confirma que la vivienda está sobre valorada entre un 25-35%.

Precisamente uno de los desequilibrios más reconocidos de la economía española es del mercado inmobiliario, al que la CAM se ha sobre expuesto desde hace diez años, aunque matice en su favor que “sólo un 17% respecto a la segunda residencia”, que es donde se ceba el ajuste del propio mercado sobre el sector.

La CAM es ya la quinta entidad española de crédito en cuanto a cuota de mercado (3,8%), precisamente por una espectacular evolución de los créditos hipotecarios que ha concedido, y sólo por detrás de La Caixa, BBVA, Caja Madrid y Banco de Santander. Ese esfuerzo de los últimos años es más que evidente como conjunción de muchas y diversas aportaciones profesionales y expertas. Pero una situación relativa de éxito no se tiene que corresponder necesariamente con otra absoluta del mismo rango aunque diga haber crecido un 22,1% en el tercer trimestre.

La clave del futuro de la CAM reside en que los efectos de la actual crisis financiero-hipotecaria no la instalen definitivamente en el comienzo de una crisis de solvencia. Ante un cambio de ciclo como el que estamos viviendo y cuya duración y consecuencias son todavía muy inciertos, las calificaciones favorables de las agencias de “rating” resultan muy provisionales al conjugarse su juicio en participio pasado y no en futuro imperfecto o ni siquiera presente de indicativo.

Además, una de ellas, “Moodys´s”, ha dicho ya que rebajará calificación de riesgo en entidades financieras si se dispara la morosidad. Es de esperar que las otras dos, contratadas también por la CAM, “Standard & Poor´s” y “Fitch” hiciesen lo mismo llegado el caso. Hoy por hoy coinciden las tres en “una gestión conservadora del riesgo, buena diversificación de fuentes de financiación, y reducción de la sobre exposición al riesgo inmobiliario” como un último retrato de la entidad, más histórico que estratégico, sin verificación precisa de organismo oficial alguno.

Sin embargo, el marco general no permite ser excesivamente complaciente sobre la evolución inmediata de la CAM en un complejo contexto español, que el FMI considera más expuesto a la actual crisis crediticia por deterioro del sector inmobiliario y que le lleva a aconsejar, como necesaria, una reforma de nuestro sector financiero.

Doctores tiene ese organismo multilateral sin perjuicio de las dudas que puedan asaltar a algún cualificado impositor de la entidad en su insistencia sobre una situación objetiva de falta de liquidez, preocupante morosidad, casi total dependencia del mercado financiero externo, alta concentración de riesgo hipotecario y búsqueda constante de capitales ajenos como necesidad ineludible para la continuidad de su funcionamiento.

Según CC. OO., la CAM necesita obtener liquidez para aspirar a otro tipo de deuda. Es cierto. A través de “Ahorro Corporación” ha solicitado al BCE otros 350 millones de euros (exactamente la misma cantidad que “Caja Murcia” y la más alta entre otras cajas de ahorro españolas de un total de 3.000 millones) para recuperar cierta posición de liquidez antes de emitir cuotas participativas por tener muy agotadas ya, para obtener recursos, la deuda subordinada y las participaciones preferentes, en espera de que se estabilicen los mercados financieros, que es la condición impuesta por el Consejo de Administración para vender una parte sustancial de la CAM por unos 1.000/1.200 millones de euros como única solución posible para salir de su comprometida situación.

Un fiscal de Nueva York investiga ya la titulización hipotecaria como desencadenante de la actual crisis financiera global. En España se han titulizado sólo en octubre 350 millones de euros en cédulas hipotecarias. Tras las recomendaciones, sino exigencias, urgentes del Banco de España, la CAM ha tenido que provisionar un 150% más tras el repunte de la morosidad hipotecaria del promotor hasta un 1% y ver como se endurecía particularmente el control del organismo supervisor por más expuesta a la situación extrema de crisis del sector inmobiliario al haberle dedicado la mayor parte de su inversión crediticia. Se habla de hasta un 70% sobre el total, sin ser ésta una cifra suficientemente contrastada hasta el momento.

Según sus propios datos, la CAM prestó hasta septiembre pasado 57.000 millones de euros y obtuvo un beneficio neto de 326,77 millones, con unos ratios impecables y envidiables. La soberanía financiera de la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia tiene mucho que ver con la solvencia de esta entidad. Vender ahora a extraños ajenos una quinta parte de la propiedad no debe resultar cómodo pero es el tributo a pagar por haber aprovechado en exceso lagunas en los marcos prudenciales como tendencia de los nuevos productos financieros. El propio FMI ya advirtió que eso podría resultar problemático y, por tanto, había que evitarlo. También le ha pasado lo mismo a otras grandes entidades extranjeras mucho mayores, desde la UBS hasta el Citigroup.

Las cuotas participativas que el Consejo de Administración pretende que este viernes le apruebe la Asamblea General servirán, seguro, para mejorar su estructura de capital pese a las lagunas jurídicas que las envuelven a raíz de la sentencia contraria del Tribunal Supremo 26/10/2005 y la doctrina jurídica al respecto de la propia Unión Europea, que permiten recurrirlas por cualquier impositor de la CAM.

Pero lo más preocupante es la duda que anida en determinados impositores sobre el montante pendiente de anteriores emisiones de títulos, obligatorios y vinculantes para la entidad, en mercados extranjeros y paraísos fiscales, a responder con patrimonio si existe falta de liquidez para su eventual reembolso, más allá del 20% del que ahora se habla.

Otra duda que subsiste, y que Vicente Sala ha despejado parcialmente al decir que necesariamente no se han de cotizar en Bolsa, es que si la CNMV no admite las cuotas de la CAM a cotización en el mercado español de valores, se pueden colocar en otros mercados e, incluso, en paraísos fiscales llegado el caso y ante la apremiante necesidad de liquidez.

Pero por si sí o por si no, algún avezado impositor ha revelado que tiene alertada a la Reserva Federal de los Estados Unidos aparte de advertidos a los consejeros generales de la CAM de que pueden incurrir en algún tipo de responsabilidad personal en base a su decisión del viernes.

Lo deseable ahora es que todo se haga más que bien y las velas de la CAM vuelvan a henchirse con viento fresco a partir de una nueva hoja de ruta y la tripulación quede escarmentada de aventuras por los inciertos resquicios, con trampa, del sistema.

* Periodista.

Mafia nostra (Carta obligada al fiscal Valerio) / Francisco Poveda

Ahora que tiene usted hasta el 28 de diciembre para concluir la instrucción de un sumario relacionado con presuntos hechos delictivos, en gran parte cometidos en mi tierra, creo estar en la obligación de ilustrarle a mi modo, porque es más joven y navarro, sobre la actual Región de Murcia, un paraíso mediterráneo a menos de 1.500 kilómetros de Sicilia, en línea recta por mar, desde Cabo Palos. Se puede pensar por eso que las lacras sociales que encuentran allí una universal denominación de origen han podido tener fácil penetración cultural a través de nuestras costas hasta enraizar aquí ciertas prácticas mafiosas, básicamente en nuestras comarcas litorales y prelitorales aunque la gran clave actual haya que buscarla en el término municipal de Lorca. El chip me lo activó una vecina de Luchena.

Existe, en efecto, una estructurada mafia murciana, desarrollada y posible a partir del autogobierno de los últimos veinte años, y que crece en paralelo a la asunción de competencias administrativas cedidas por el Estado a la Comunidad Autónoma. Esa sociedad secreta y anticonstitucional ha secuestrado ya la soberanía de todos los murcianos para condicionar su voluntad popular desde una metaestructura que tiene sojuzgada a nuestra sociedad regional y que impide, además, con sus perturbaciones y anteposición de intereses, el normal desenvolvimiento de nuestra particular economía de mercado para que no sea posible el desarrollo que nos acerque a Europa porque, decididamente, eso no conviene a sus capos. Un profesor de Filosofía de la Universidad de Murcia, Antonio Pérez Ramos, acaba de escribir, en plan ficción, un riguroso libro de mucha altura intelectual, que refleja tal estado de cosas desde hace tiempo. Léalo aunque no logre identificar a los personajes. También le recomiendo un ligero repaso contextualizador a "Escuela de mandarines" y "La fea burguesía", de Miguel Espinosa.

Por lo que he podido observar en los seis años que llevo al frente de "La Economía", en un retorno profesional responsable para que no se pierda aquí del todo cierto periodismo no dependiente de tamañas fuerzas ocultas, esa mafia, que constato con frecuencia en mi ejercicio profesional sobre el terreno, pone y quita políticos; promociona a mediocres, serviles e inmorales, y combate sin piedad a quienes le plantan cara; amenaza a los más débiles o peor situados hasta hacerse con algunos de sus patrimonios a precio de saldo; impide el acceso a palancas de poder social, a la vez que cercena la generación de liderazgos emergentes por talentos con conciencia social y libre; se jacta en privado de tener bastante contenida a la Justicia; no consiente medios de comunicación regionales cuya línea editorial y política informativa puedan rozar sus intereses más vitales; ha procurado, hasta conseguirlo, una enseñanza universitaria de dudosa calidad, absolutamente acrítica con el entorno, y a la medida de esos intereses, desde los que se acaparan ayudas de los fondos europeos. Sólo tolera cierta actividad cultural apoyada en lo lejano y en banales lugares comunes para que no encuentre resquicio alguno un mínimo pensamiento regional avanzado. En suma, la invisible dictadura que no cesa de apretar en cada oportunidad que se le presenta desde una realidad amañada y un sustrato propicio.

Aunque varios clanes conforman esa mafia murciana de mucho guante blanco y que, desde hace algún tiempo, se atreve a retar al Estado (igual que en la Italia del sur), su núcleo principal y su dirección estratégica se encuentran fuera de la Región, a la vez que históricas relaciones familiares explican algunas presencias insospechadas y actuaciones sectarias desde relevantes despachos madrileños. Usted que defiende por ley el interés público debe saber, si está dispuesto a que Murcia no sea por más tiempo el "far southeast" ni un territorio factualmente "off shore" respecto al resto de España, que aquí la legalidad se suele incumplir por muchos poderosos y que la impunidad es casi absoluta a bastantes niveles. Pero, igualmente, no se debe dejar engañar y pensar que, lo que no son más que testaferros o capataces, han diseñado por su cuenta, y están ejecutando sin método, todo un plan mafioso que persigue apoderarse del mayor número de recursos posibles desde la violencia moral que compendia arrogancia, prepotencia, abuso y amenazas por quienes se sienten protegidos, seguros e impunes al tener suficientes resortes de poder en sus manos, ocupadas y utilizadas en el sólo provecho de la Casa.

Si me lo permite le diré, para mayor orientación, que un ingeniero maduro es el delegado plenipotenciario del gran capo (poseedor de hacienda propia en nuestra región) por pura relación de parentesco. Que ilustradas familias de uno y de otro, se encargan de las finanzas y las relaciones exteriores. Que la conexión con otros grupos mafiosos, autóctonos o nacionales, existen y tienen una funcionalidad práctica esencial. Que mantiene, con redundante apellido de clan interno, un excelso procónsul en Madrid (por eso no interesa estructurar un genuino poder murciano allí, integrado por otros ilustres ciudadanos de la Región por ajenos a esta trama, y a manera de "lobby" convencional). Que ahora lo ha intentado en Bruselas, sin suerte por la mentalidad predominante en su cualificada y civilizada burocracia, para intentar controlar en origen las ayudas de las que luego se apropian en gran medida. Y que varios capataces (generalmente emergentes figuras del sector agrícola y de la Construcción) se utilizan de señuelos para evitar que se vean los rostros de los auténticos lugartenientes que llevan las riendas de crecientes negocios en sectores estratégicos para la actual economía murciana, o de alta e inmediata rentabilidad.

Fraude fiscal y blanqueo de capitales procedente de un narcotráfico en auge entre nosotros son los verdaderos medios de capitalización inicial de esta"mafia nostra", que se ha convertido en una hidra de no más de seis cabezas ante la desesperante pasividad y temor de ciertos poderes públicos, y que amenaza con convertir la Región de Murcia en la plataforma principal del tráfico de drogas en la Unión Europea, tras Holanda y Galicia. El alarmante aumento de alijos intervenidos en nuestra costa por la Guardia Civil puede dar una idea de lo que debe estar entrando entre Cabo Palos y Águilas en las noches cerradas, y explicaría, de algún modo, que el paraíso fiscal de las Islas Caimán se haya convertido en el quinto destino teórico de unas, por otra parte, inexistentes exportaciones regionales. Eso está unido a la enorme cantidad de dinero negro que necesita afluir, mediante la inversión en suelo, para luego desarrollar tan faraónicos como comercialmente inviables proyectos urbanísticos, pero que sirven de efectivas lavadoras de capitales con un origen inconfesable, como hasta ahora parece se puede haber hecho desde alguna factoría del Valle del Guadalentín.

En esta nueva tierra de promisión para el alijo, competidora de Galicia y el Rif en regatas nocturnas de planeadoras, y de conexiones algo sólidas con la mafia gallega y alicantina, el pulso al Estado es permanente. Las transferencias se desarrollan, muchas veces, en función de intereses espurios. Las administraciones públicas parecen aquí, en ocasiones, estar al exclusivo servicio de quienes no deben, incluidos ayuntamientos clave por su potencialidad urbanística y algunas estratégicas de la periférica estatal. De la mafia murciana se dice, cada vez más, que proporciona financiación privilegiada con cobertura aparentemente legal, que tiene infectados los intersticios de la propia Comunidad Autónoma, de la Confederación Hidrográfica del Segura, de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, algunos departamentos de las dos universidades públicas y del CEBAS (CSIC), una parte considerable de la Universidad Católica, las burocracias de partidos políticos, sindicatos y patronales, las redacciones de algunos medios de comunicación, alguna de las tres cámaras de comercio, y unos colegios profesionales más que otros. No parecen librarse de sus tentáculos significativas comunidades de regantes, organizaciones agrarias, cofradías de pescadores, asociaciones de consumidores, clubes deportivos, y, lo que es muy importante para usted, algún ámbito del Transporte implicado claramente con el narcotráfico, tal como se ha denunciado por la patronal comarcal "Atranscar" desde el Campo de Cartagena.

Por tanto, todo eso gangrenaría ya, e impediría, el libre crecimiento de una vital y desencadenada sociedad civil murciana. Nuestro propio medio de comunicación ha notado los sutiles embates y la verdadera presencia de esa incuestionable realidad que es "mafia nostra" por no aceptar un pacto tácito que sólo nos permitiría contar lo que conviene, y no contraviene, los intereses exclusivos de unos capos acostumbrados a tener hipotecada la libertad real de los ciudadanos de esta región, hasta conducirla a una situación marginal e indolente, por anestesiada, y yugular sin contemplaciones cualquier posibilidad de alternativa a una situación de intereses ya muy creados. Los secuenciales fraudes a fondos comunitarios, los robos consentidos de aguas públicas para traficar y especular con esos caudales, el oligopolio en la propiedad de suelo edificable, las concentraciones parcelarias injustas, las expropiaciones innecesarias para el bien público, una legislación a medida de determinados intereses económicos, las prevaricaciones constantes, y el desprecio al medio físico natural, sólo son una muestra evidente del carácter depredador impuesto sin correr mayor riesgo legal local.

Murcia, Cartagena, Lorca, Mazarrón, Águilas, La Unión, San Javier, San Pedro, Los Alcázares, Alhama, Torre Pacheco, Fuente Álamo, Caravaca, Moratalla, Molina, Alcantarilla, Totana, Santomera... son nodos casi forzosos de la trama territorial de "mafia nostra". La Región es así ya, sin duda, para este "gans" un coto particular donde, en realidad, no rigen plenamente los derechos ciudadanos de la Unión Europea ni el libre mercado que da sentido a su existencia para estimular la competencia, así como favorecer la creación y armónica distribución de riqueza. Esa afrenta permanente al sistema democrático y de economía de mercado, a nuestra Constitución en suma, exige la urgente y ejemplarizante intervención del Estado para restablecer cuanto antes, y sin retorno posible, el imperio de la Ley. Por el momento, tiene usted la vez para que esto no se parezca tanto a la Rusia de Putin y los oligarcas, aunque el paragón con Sicilia me temo que ya sea inevitable.

Por qué escribí 'Mafia nostra' / Francisco Poveda

En pocas ocasiones de la vida profesional de un periodista surge la inaplazable necesidad de tener que decir aquello de lo que una determinada sociedad obvia hablar públicamente para no reconocer las abdicaciones de casi todos ante la presión de una minoría nada respetuosa con los intereses de la mayoría. Este era el caso, a finales de 2003, cuando un fiscal madrileño investigaba una trama mafiosa lejana dedicada a traficar con aguas de riego del río Segura y no entendía muy bien cómo podía existir algo así en el seno de una Comunidad Autónoma teóricamente democrática, avanzada y libre. Hube, pues, de ilustrarlo con un artículo en extremo realista, aún a riesgo de un ataque frontal posterior para desplazarme definitivamente como director de una publicación entonces nada dependiente, “La Economía” que, en poco más de un lustro y por primera vez, había logrado inquietar en serio al núcleo más duro de la particular mafia murciana.

El impacto, tal como yo preveía, fue considerable pero silenciosa y radical la reacción lógica de los capos aludidos ante la impunidad de la que creía gozar con Aznar en La Moncloa esta hidra devenida del tardofranquismo y bien desarrollada bajo gobiernos regionales, desnaturalizados, cercanos y serviles, del PSRM y PP. Sin embargo, la reedición de este artículo dos años después en “Economía Avanzada” (la publicación que tuvimos que fundar muy de prisa los redactores del anterior experimento mediático, tras ser inmediatamente comprada a su editor la cabecera por gentes próximas a los afectados) y ya con Rodríguez Zapatero como presidente del Gobierno, alarmó mucho más a los integrantes de nuestra pirámide criminal y evidenció su categoría menor respecto a otras mafias de cuello blanco de nuestro país, como la gallega o la balear, aunque también con el entramado social que necesita y la define para subsistir sin sobresaltos de entidad.

Fenómeno mediterráneo por excelencia, la organización mafiosa se nutre del temor a destacar y ser uno mismo en el seno del encefalograma plano de una sociedad generalmente muy gris, cerrada, observada y endogámica. El clientelismo y los favores son el sistema y la hipoteca que, respectivamente, perpetúan una vergonzosa situación, totalmente incompatible con la democracia y la libre competencia, hasta reducir la vida local a una apariencia de legalidad y normalidad, que esconde obediencias y claudicaciones inconfesables ante la discrecionalidad y exigencias de unos capos que desvirtúan las esencias de una convivencia basada en la igualdad de oportunidades para todos. Y eso pasaba, y pasa todavía, entre nosotros para mayor desgracia de nuestra imagen externa y no menor tragedia de nuestras posibilidades de evolución a mejor como pueblo singular y diferenciado entre españoles y europeos.

Después de varios años de ausencia por estudios y trabajo, y pese a ser nacido en la Trapería en el seno de una familia con pedigrí e histórico más que suficiente en la ciudad, llegué a notar muy pronto cómo desde "mafia nostra" se me consideraba alguien al que se negaba certificado de origen (por ajeno genético a las disciplinas imperantes) para circular con un mínimo de solvencia ante quienes se consideraban los únicos dueños de la finca; algo que también percibí, desde el principio, durante mi paso como profesor asociado en la Universidad de Murcia, en la que yo, afortunadamente para mi independencia social y profesional veo ahora, no me había formado gracias a la gran visión y generosidad de mis padres, y su profundo conocimiento, personal y directo, de algunas de nuestras gentes de mentalidad y práctica caciquil crónica.

Como yo no estaba, ni estoy, por tanto en la conspiración mafiosa contra el grueso de nuestras buenas gentes, gozaba de libertad suficiente como para denunciar una situación así, que denota una mentalidad atrasada y mucha falta de coraje colectivo para enfrentar un fenómeno que rebaja nuestra cualidad de ciudadanos de la Unión Europea y deja el control de nuestra suerte, y la no casual situación de escaso desarrollo intencionado, en manos de la violencia moral de una capilla ademocrática, que nadie ha elegido pero bajo la cual muchos viven sometidos con la anestesia que busca la cómoda inconsciencia por eximir de toda responsabilidad individual y esconder una cobardía que posibilita esta triste excepcionalidad, nada coyuntural, de región criminalizada en sus estructuras y silenciada con complicidades.

No dudé nunca un solo instante, ni sentí miedo a nada ni a nadie, una vez redactado y corregido el artículo. Me animaba, fundamentalmente, el deseo de ser útil a esas nuevas generaciones de murcianos, ya nacidos y que necesitan creer vivir en una democracia auténtica. De ellos debería ser un futuro liberado de oligarquías retardatarias e intereses espurios ajenos a sus metas. Era necesario que supiesen que no todo es lo que parece y que sus problemas de empleo y vivienda tenían demasiado que ver con el control social por parte de unos pocos murcianos indeseables, en cuyas manos mafiosas permanecían desde 1972 todas las palancas de poder político y económico, gobernase quien gobernase, elegido por las urnas, en San Esteban.

La obligación moral con mi tierra, en definitiva, y el cálculo del riesgo como siempre, fueron suficientes elementos de motivación y reflexión personal como para poder armar un argumentario irrebatible, aún con el paso del tiempo, y plasmarlo en un artículo minimamente expreso para ser entendido por los comunes y, a la vez, inatacable desde los juzgados por la estructura defensiva de estos “padrinos” de poca monta. Hoy, a mediados de 2006, “mafia nostra” se ha replanteado alguna táctica pero mantiene prácticamente intacta su estrategia pese a la decisión irrevocable del Estado de no dejarse retar por clanes al margen de la libertad y combatirla con la Ley desde la Fiscalía. En ese empeño, profesionalmente sigo y seguiré beligerante porque los únicos anti murcianos son los que nos traicionan.